El Desierto
de la Tatacoa, la segunda zona árida más extensa de Colombia después de la
península de la Guajira, es uno de los escenarios naturales más atractivos de
Colombia que ocupa 330 kilómetros cuadrados de tierra de color ocre y gris con
pincelazos del verde de los cactus. La Tatacoa o el Valle de las Tristezas, como la llamó en 1538 el
conquistador Jiménez de Quesada, por los rastros de deterioro que notó en su
territorio, no es justamente un desierto, sino un bosque seco tropical. Su
nombre “Tatacoa” también se lo dieron los españoles, remitiéndose a las
serpientes cascabel y no, como se podría pensar, a las culebras inofensivas de
color negro. Como lo
revelan los científicos, la Tatacoa durante el Período Terciario fue un jardín
con miles de flores y árboles que poco a poco se ha ido secando para
convertirse en un desierto.
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